«A las dos y media del día siguiente, con una puntualidad británica, Guadalupe entró en el Restaurante El Caldero. Le gustó aquel sitio, la iluminación tenue, el color albero de sus paredes, los cuadros de temas marineros realizados sobre metacrilato transparente que parecía que estaban pintados directamente en la pared, las ánforas colocadas sobre vitrinas encima de las ventanas y el enorme caldero que presidía el centro de la sala le hicieron sentirse como en una isla en medio de la ciudad…»
Nadie mejor que Nacho Abad para describir nuestra casa como la isla gastronómica que es, abierta en plena almendra central de Madrid a todos aquellos ahítos de sabores mediterráneos. …ver artículo completo