El próximo fin de semana Cartagena vive una aventura épica, el retrato de su propia historia, compartida por todos: las fiestas de Carthagineses y Romanos, un combate pacifico (con más de 25 años de presencia en la ciudad) que evoca los hechos ligados a la segunda guerra púnica.
Esta recreación viva del combate entre dos colosos mediterráneos que dio como vencedor a los transalpinos, ejemplifica magníficamente no sólo la disputa por un espacio físico, sino también antropológico y cultural. De la presencia romana, pero también, sin duda, la herencia transmitida por el pueblo cartaginés, disfrutamos hoy en múltiplos ámbitos vitales. Y uno de ellos, como no podía ser de otro modo, el gastronómico.
Esa influencia (junto a otros mestizajes posteriores) sigue muy presente en la riqueza culinaria de Murcia. En el mar, las salazones, las huevas, el garum (salsa de pescado preparada con vísceras fermentadas de pescado),… Y de la tierra, la decidida apuesta romana, ya emprendida previamente por los griegos, por la viticultura. O su franca devoción por el cerdo, degustado de las maneras más diversas. Así, tenían gran cantidad de salazones y embutidos diferentes, conocidos respectivamente como succidia y farcimina. Esa línea de placer gastronómico la incorporamos en nuestros restaurantes, con platos con como las huevas de letón y caballa, el surtido de ibéricos y la huella indeleble en múltiples platos mediterráneos.
Cartagena es un tesoro nacional, lleno de historia, vida y futuro, y sabor a raudales. Si su visita es siempre parada obligatoria, no te la pierdas estos días festivos, que encandilan el intelecto y el estómago.
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